Los periféricos más insólitos
junio 02, 20191989. Una joven española llamada Arantxa Sánchez Vicario gana por sorpresa Roland Garros ante la alemana Steffi Graf (que venía de ganar todos los Grand Slam la temporada anterior y aspiraba a repetir hazaña) , Felipe González pierde por primera vez en 7 años la mayoría absoluta, y en cines se estrena la esperada (pese a que la escena final era originalmente tan solo un chiste como se sabría después) secuela de Regreso al futuro.
En una escena ambientada en el entonces lejano 2015, Marty McFly (Michael J. Fox) enseña a unos niños (uno de ellos interpretado nada menos que por un desconocido Elijah Wood en su primer papel) como se juega a la versión para recreativa de Wild Gunman, quedándose decepcionados porque "hay que usar las manos". Aunque este diálogo resulte hoy tan ingenuo como lo es en general ese futuro presentado por Robert Zemeckis donde hay coches voladores y los juicios apenas duran minutos, resultaba maravilloso imaginarse poder jugar a una consola sin mando o joystick.
La historia de los periféricos es casi tan antigua como la de los videojuegos. Ya en los tiempos de las 8 bits aparecieron todo tipo de accesorios para la NES de Nintendo que en su mayoría resultaban ser trozos de plástico inútil (y qué deja vu tendríamos ya en los principios del nuevo siglo con Wii...) .
Pero, aunque no al ritmo exagerado que nos presentaban las aventuras de Marty y "Doc" Brown (Christopher Lloyd) , la tecnología fue evolucionando, apareciendo grandes inventos como Super Game Boy (que permitía jugar a los juegos de la portátil en SNES con una rudimentaria paleta de colores, marcos personalizados, y en contadas ocasiones como Donkey Kong, más y mejores efectos de sonido) o el Expansion pak de N64, que con su mejora gráfica permitió juegos que parecían imposibles en cartucho como Perfect Dark. Y hoy ya nos hemos acostumbrado a accesorios que en cierto modo sí se aproximan a ese futuro inalcanzable como la realidad virtual de PS4 o el Kinect de Xbox 360 y One. No obstante, no hablaremos hoy de esto en Joróbate Flanders, sino de otros periféricos, digamos...más peculiares. Empecemos:
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