El comprador de Springfield. El problema con las plataformas
octubre 29, 2022
Aquí estamos una vez más con la sección que, como los eclipses, no es frecuente pero tampoco tan rara como gusta hacer creer: el apartado de noticias y opinión de Joróbate Flanders.
No, no vamos a hablar del emocionante e intrigante final de La casa del dragón (que deberíamos repasar en profundidad para poder alcanzar a recordar mínimamente todo lo que ha pasado en estos 10 capítulos como suele ocurrir con la obra audiovisual de George RR Martin) ni de la inminente cancelación por parte de TVE del peculiar concurso Mapi, que demuestra una vez más como las televisiones siguen aferradas a mediciones poco fiables del siglo pasado que al llamado "share social".
De nuevo, toca hablar de uno de nuestros temas preferidos, el de las plataformas de streaming. Muchos queríamos aferrarnos a que "solo era una prueba en el extranjero" o lo comparábamos con cuando se decía que MSN Messenger (¡ah, los 80!) o Facebook pasarían a ser de pago si no reenviábamos un power point espantoso a nuestros contactos.
Pero el temido día ha llegado: una Netflix que, pese al estancamiento de abonados y al cada vez mayor número de competidoras, ha mejorado en beneficios, ha confirmado que habrá que pagar un recargo por compartir perfil, lo que hacían muchos usuarios para repartir gastos ante las continuas subidas desde que se instaló en España en 2015.
Dejando a un lado el delicado precedente que esto sienta de cara a otras compañías, esto se une a otra controvertida decisión que parecen estar queriendo impulsar con estas restricciones: una tarifa más económica que, además de la lógica pérdida de calidad en la imagen, supone la inclusión de pausas publicitarias como si del gratuito Pluto TV se tratara.
¿El futuro del streaming?
Hay quien ha defendido esto último diciendo que "es una opción voluntaria". Claro. Sin embargo esto bien podría resultar ser un arma de doble filo.
Y es que, como bien apunta Hobby Consolas, estamos ante algo que puede empezar a crear limitaciones en la libertad creativa de nuestras series preferidas, ya sea por como replantear la estructura de los episodios para introducir las pausas, o que, como ocurre con la televisión tradicional, las marcas pongan trabas a determinados contenidos.
Entre tanto, la esperada llegada este verano de la mítica sitcom Dinosaurios a Disney+ ha venido con una desagradable sorpresa: el redoblaje en algunos episodios (regresando, eso sí, Juan Perucho como el entrañable Earl Sinclair) y la supresión del 2x09, aquel en que se hacía una crítica a las drogas, que curiosamente sí se podía ver al menos hace un año en EEUU, lo que se une a los casos ya conocidos de Los Simpson o Community en Netflix, así como otro en el que no tanta gente ha reparado: "Érase un Belén", uno de los episodios más importantes en cuanto a la continuidad de Aquí no hay quien viva.
Este se mantiene. De momento.
Un caso particularmente pintoresco (que a fecha de escribir este artículo, aún no ha llegado a nuestro país) es el que ha ocurrido con The big bang theory. Este cambio (respaldado por Jim Parsons, el gran Sheldon Cooper) se trata de la eliminación de la primera escena del episodio piloto de la sitcom.
Aquella escena (de lo poco que se conservó del curioso episodio descartado originalmente) en que Sheldon y Leonard (Johnny Galecki) van a una clínica a donar semen para así poder pagar una mejor conexión a internet. En esta ocasión, Chuck Lorre ha alegado que la razón es meramente creativa, ya que se da a entender un interés de Sheldon en el sexo que contrasta con el personaje que todos conocemos.
No voy a hablar de todos los demás errores de guión que tiene la por otra parte divertida TBBT porque el muy recomendable canal de DayoScript ya se encargó de ello al detalle.
Pero este no fue el único episodio de la primera temporada donde Sheldon mostró interés por las mujeres, como demuestra aquel de la fiesta de halloween donde trata sin éxito de impresionar a unas amigas de Penny (Kaley Cuoco) con un disfraz de "efecto doppler". Y es que ese es el encanto de los comienzos de las series, el ver como los personajes evolucionan de una manera que ni los propios guionistas pudieron preveer, como expliqué en uno de nuestros artículos más exitosos.
Y mientras muchas de estas series son difíciles de encontrar en formato físico o directamente nunca han existido en nuestro país, también van surgiendo problemas con el cine.
No seré yo quien proteste por la desaparición de cierto gag de las "tomas falsas" de los créditos de Toy Story 2 que hoy día resulta incómodo de ver sabiendo los, ejem, problemas legales de su director John Lasseter.
Pero lo cierto es que, a día de hoy aún muchos son los films de Disney que siguen sin llegar a nuestro mercado en formato 4K, incluso en casos como el de Cruella, que está rodada específicamente para ello.
Y las que sí salen (así como las que se quedan en blu ray) han ido viendo como sus contenidos adicionales se han ido reduciendo sensiblemente, ya que se están reservando para el streaming, como son los completos making of de películas Pixar como Lightyear o Red, o escenas elininadas/alternativas, como es el caso de Vengadores: La era de Ultron, con una Carol Danvers aún no interpretada por Brie Larson.
Y por si esto fuera poco, han desaparecido extras donde sí los había, y ni siquiera el hecho de que sean contenidos que pertenecen a la gigantesca factoría de Mickey Mouse garantizan ya su presencia indefinida en streaming, como se ha demostrado con el reciente reestreno de Avatar (no, no es la segunda parte) y el próximo ya anunciado de Titanic, que ha supuesto que ambas películas hayan sido retiradas de la plataforma, lo que parece anticipar a medio-largo plazo el regreso de aquello que oíamos en los trailers en VHS de "¡por tiempo limitado!" o, lo que es lo mismo, el Disney Vault.
Situaciones todas estas que pueden suponer lo que el nacimiento del streaming trató de frenar, el regreso de la piratería a gran escala.
Como siempre, podéis opinar sobre todo esto en los comentarios.
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